lunes, 19 de mayo de 2008

Diario de espectáculos

El teatro del mundo... La farsa de la vida. Frases manidas, pero el teatro sigue ejerciendo un poder mágico para el espectador que se abre a él. He acudido a varios montajes en los últimos meses: Dos caballeros de Verona (Shakespeare por Helena Pimenta y el Ur-Teatro, no tan espectacular como La tempestad), Hay que purgar a Totó (cumplí mi sueño de ver a Núria Espert en escena, pero, en fin, qué vamos a hacer, es una estrella, está más allá de la actuación; en cuanto a la obra, interesante pero quizás un poco démodé); El rey Lear, EXCELENTE, en versión de Gerardo Vera, con una escenografía de colores fríos y mucha oscuridad, como la mente de Lear, hombre obcecado por su narcisismo, rodeado de hipócritas que sólo desean su fin, a los que ha dominado a su antojo, por otra parte; El pintor de su deshonra, MAGNÍFICA, una versión de Calderón colorista y muy poco acartonado. De nuevo, ir al teatro vuelve a estar de moda, no es que siga una moda, pero hay que reconocer que en Madrid se suceden los montajes interesantes, los precios son asequibles, y, en este aspecto, la ciudad vuelve a bullir. No hace falta montar un Broadway, lo que hace falta es continuar y mantener esta variedad. Sólo un pesar: la mayoría de las obras no se programan para más de mes y medio, y a veces la demanda es tan enorme que es difícil conseguir entrada. Que siga la fiebre del teatro...

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