jueves, 8 de mayo de 2008

El río




Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir,
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.

Siento fascinación por los ríos y por las ciudades que tienen ríos. Mis ríos favoritos son los caudalosos, como el Ebro o el Danubio. Las orillas de un río o de un riachuelo no son caminos corrientes. Como el que contempla la vida desde fuera, uno observa el transcurrir del río, sereno o agitado, silencioso o retumbante; se sienta a verlo pasar, sigue el sentido de la corriente, o va contra el sentido. El río y la vida. El agua de la vida. Nunca te bañarás dos veces en el mismo río, dijo Heráclito. Nunca observar un mismo río es la misma experiencia. Tampoco caminar con él, contra él, o atravesarlo. Nunca un momento de la vida es el mismo que el anterior momento. Nunca es siempre lo mismo. O es lo que me gusta que sea.

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