viernes, 5 de junio de 2009

Viajes


Durante las vacaciones de Pascua visitamos Berlín. Es una ciudad entregada a su pasado y que no quiere olvidar, ¿para no repetir los errores? El muro sigue omnipresente: una delgada pared de hormigón coronada de alambradas y hoy lugar para graffittis controlados. Lo peor es conocer no la historia, sino las historias que se esconden en ese muro, que el muro no cuenta en voz alta pero que susurra cuando se pega el oído en él. Cuánto sufrimiento.

Dos guerras, el nazismo, la división: es mejor recordar, tener presente lo que hoy por fin es pasado. El convertirse en atracción turística no lo hace menos real.

Volví con una pregunta rondando: ¿por qué en España se aplica la ley del olvido?